lunes, 22 de noviembre de 2021

¿Por qué, cerebro?


Son las doce y media de la noche y el viejo reloj de cuco del salón te hace darte cuenta de que otra vez te has quedado hasta tarde viendo esa serie que tanto te gusta. Apagas la televisión, te levantas, y con las piernas dormidas y los ojos soñolientos te diriges tambaleándote al pasillo. Miras al fondo, tu habitación se encuentra al final, tras esa puerta de roble que llevas atravesando gran parte de tu vida, pero te detienes antes de cruzar el pasillo. Sabes que, cuando apagues esa luz, solo quedaréis tú y un pasillo completamente a oscuras y, aunque sabes que no va a pasar nada, te quedas pensativo un momento, casi maldiciéndote por no haber puesto otro interruptor en el otro extremo. Respiras hondo, apagas la luz y empiezas a andar. Los primeros pasos los das decidido, tras haberte autoconvencido de que no pasaría nada, pero, tras algunos más, empiezas sin darte cuenta a acelerar poco a poco el paso. Pero, es cuando aparece ese pistoletazo de salida, ese pitido de coche en el exterior o ese maullido de un gato en celo; cuando, de forma irracional e incontrolada, das ese pequeño sprint hasta tu habitación y cierras la puerta rápidamente. Asomas levemente la cabeza por la puerta y… nada. No había pasado nada.

 Entonces... ¿Por qué, cerebro?


Javier Lorenzo

No hay comentarios:

Publicar un comentario