Había una vez una abeja, la cual iba picando a todas las personas con las que se encontraba por la calle, hasta que un día qe hizo amiga de un chico y dejó de picarte a los humanos.
Ángela Canteli
Había una vez una abeja, la cual iba picando a todas las personas con las que se encontraba por la calle, hasta que un día qe hizo amiga de un chico y dejó de picarte a los humanos.
Ángela Canteli
Una vez, iba un pequeño saltamontes por el campo tranquilamente cuando de repente se encontró con una tortuga, el pequeño saltamontes pensaba que se iba a llevar mal con la tortugas pero cuando fue pasando el tiempo, la tortuga y el pequeño saltamontes se hicieron mejores amigos.
Ángela Canteli
En la biblioteca silenciosa, ella devolvió el libro con una nota. "Encontré tu mensaje entre las páginas", decía. Sus historias se entrelazaron en la sutileza de las palabras.
Aarón Calzado
Cristal empañado, dos nombres trazados. La lluvia borró promesas, pero no el eco del último adiós.
Aarón Calzado
Llave olvidada, puerta entreabierta. En el umbral, sus ojos se encontraron con él.
Aarón Calzado
¿Qué hora dices que es? Preguntaba la anciana cuyo cerebro comenzaba a deteriorarse a pasos agigantados. Últimamente se sentía cada vez más aturdida. Apenas discernía si era de día o de noche. La bruma había invadido los alrededores de su humilde casa y era verdaderamente difícil para el ojo humano saber qué hora era sin la ayuda de un cronógrafo. El cambio de hora no facilitaba nada la orientación temporal y su enfermedad le impedía recordar qué relojes había atrasado ayer. Apenas le importaba, pues las horas corrían lentamente y la vida se le estaba escapando a cada suspiro. Ella encontraba curioso que el tiempo, que tanto corría en el pasado, se hubiera ralentizado en el presente. Ahora veía a los relojes tediosos y monótonos. ¿Qué hora dices que es? Le preguntaba la tierna anciana a su nieto, sin ser capaz de reconocerle.
Natalia Alcalde
Compró una casa para refugiarse del tiempo, y entonces descubrió que quería disfrutar de aquello que se refugió.
(Ioan Daniel Buhoi)
Si ella quería comer, él quería ayunar; si ella quería estar tranquila, él quería enloquecer; vivían en armonía con sus contrariedades.
Ioan Daniel Buhoi
Aquel día vino de fiesta, la fiesta solitaria y alejada de todo, pero con mucho bullicio que apenas sus oídos podían soportarlo.
Claudia Torres
Al cruzar el río de la duda encontró una montaña de problemas; más allá había un valle de soluciones completo de más ríos, montañas y valles,
Azahara Juárez
No pensaba en nada, solo en que quería pensar. Aquel día vio una nube y se inspiró de toda aquella inspiración, y llegó a la conclusión de que no sirvió de nada pensar.
Ioan Daniel Buhoi