No me gustan mucho los payasos, ya sé que parece de niños de 3 años lo de que me den miedo pero es que no lo puedo evitar. Llamo Raúl y estoy con mi familia en el circo
-Bien, amiguitos, ahora necesito un voluntario para hacer un truquito de maaagia.Tú, el muchacho risueño de allí... baja aquí.
Me señalo a mí , y aunque la idea no me gustaba no quería hacer él ridículo. Bajé y me fui con el payaso feliz.
- Bien, amiguito, quiero que te vayas detrás de la cortina aquella y esperes.
Fui a donde me dijo, me fui detrás de la cortina y estaba súper oscuro. No se oía nada de aplausos ni gritos ni nada; era extraño, pasada la media hora me empecé a agobiar e intenté salir, pero no podía; había algo enfrente , como una pared,me fui quedado dormido.
Pasó mucho tiempo y cuando desperté estaba en un cuarto, me sentía extraño y, de pronto, apareció ese payaso , con esa sonrisa en el rostro. Vino hacia mí y me susurró:
- Se me olvido decirlo pero cuando torturo y mato a mis víctimas también estoy feliz.
Por eso no me gustan los payasos...
María Ramos