jueves, 29 de octubre de 2020

Desaparezco.

 



Hoy no me siento mujer me di cuenta

que no lo soy tal y como pensaba

no era real.

Solo quería desaparecer como desaparece un billete.

Hace ver que todo puede cambiar

de la noche a la mañana,

pero el mundo sigue a mi alrededor

no se detiene.


Lucas Calzado

Dónde quedó.

 



Donde quedó nuestros recuerdos

que tanto buscábamos.

Cuando estábamos juntas en el océano.

Dónde quedó nuestra amistad,

que tanto luchábamos,

porque no la juzgaron.

Donde quedo nuestro amor incondicional,

desapareciste sin decir adiós y hoy vuelves.



Lucas Calzado

martes, 27 de octubre de 2020

El trastero.



Mira mi interior,
buscando una verdad que sacar,
para no sentir que estoy perdido,
sin rumbo a lo desconocido,
todo lo que pensaba que era verdad
se derrumbó por mi inseguridad.
Tú, que crees saber de mí,
Ves que no es real porque no soy yo sino tu reflejo,
ese que proyectas en mis pensamientos malditos.
Tus miedos ahora son míos,
no todo lo que dejes en mí se queda.
Porque crees que soy un trastero
donde dejar lo que ya no usas,
para ver si lo olvidas.
Que quieres ver al otro lado
si por tu arrogancia quitaste la puerta.
Porque sin querer dejaste de saber quién eras.
En la salida de ese metro,
en la entrada de esa bocacalle
no querías ver que no podías pasar
tu reflejo era tan sucio,
se marchitó como tus miedos.
Tú reflejo se marchita cuando piensas en olvidarlos.

Lucas Calzado

Boca seca

Tengo la boca seca desde el día que te fuiste de mi lado. 

Ese día supe que no te encontraría, 

porque nos hicimos tanto daño.

Intentando salvar una relación que no existía.

Miradas soñadas que se fueron,

como una mariposa en otoño.

Frío siendo por la noche

cuando pienso que estás al lado en mi cama y abro los ojos, 

me doy cuenta de que desapareces entre bambalinas.



Lucas Calzado

lunes, 26 de octubre de 2020

Mientras puedas.




¿A quién?

Un día Lola preguntó, a su amiga Araceli, a quién quería más, a mamá o a “la abu”. Ella le respondió: “No quiero más a una que a otra”. Lola dijo: “Ah claro, las quieres a las dos por igual”. Araceli, negó: “Tampoco, yo no las quiero por igual”.

Lola exclamó: “¡Uyyyy, pues entonces, es que nos quieres a ninguna de las dos¡ “.

Respondió Araceli: Tampoco, es así. Lola contestó, confundida: “No hay más opciones posibles, ¿estás jugando conmigo?”. Araceli, sonriendo le dijo: “Yo no juego contigo”.

Lola algo enfadada, respondió: “Pues tú me dirás entonces, no tiene sentido nada de lo que dices”. Araceli le explicó: “Te equivocas, tiene mucho sentido, cuando se escucha desde el corazón, la única forma de comprender un sentimiento”. Yo ni puedo diferenciar a quién quiero más, ni las quiero por igual, ni es no querer a ninguna… porque ellas, no son dos…son una, son un todo indivisible, son un solo cariño, son un solo sentimiento….. son un solo amor, al que más quiero en mi vida”.

Virtudes Gilgado

viernes, 23 de octubre de 2020

PALOMAS AL VUELO.



Valores encontrados en cada clase
colores en las paredes en la pizarra
llena de colores y de palomas que se resisten a echar el vuelo.
Todo este año ha sido todo un show,
lleno de libros robados por la ignorancia de otros
lleno de navidades encontradas en la página de nuestra libertad,
dinero perdido por nuestra contaminación y familias unidas de nuevo en la mesa.
20 palomas juntas por una reflexión divididas por una opinión y unidas por un corazón.

Lucas Calzado

miércoles, 21 de octubre de 2020

Nada o algo



Hoy me he despertado un una duda: ¿Qué es "la nada"? Siempre he respondido a esa pregunta diciendo "es la ausencia de algo", pero entonces... ¡ya es algo! ¿Y no es "algo" todo lo que no sea "nada"? Bueno, ahí lo dejo que tengo sueño y no me queda nada por hacer. Espera... ¡¿Eso significa que me queda algo por hacer?! Ay madre...

Javier Lorenzo

lunes, 19 de octubre de 2020

La vista.


Desde aquel frío día de noviembre, cuando el coche se salió de la carretera, Elvira había vivido en la oscuridad. Habían pasado diez años, a pesar de todo, felices, no se hundió en la tristeza gracias a su marido, y a esa hermosa criatura, que nació a los pocos meses de su desgracia. Su hija, Marta, era una linda niña de ojitos azules que la quería con locura, ayudaba y guiaba a su mamá, desde muy chiquita. Parecía que la vida de Elvira, iba a dar un giro, los médicos le dijeron que había una nueva operación, que podría hacerla recuperar a vista. Llegó el gran día, todo salió bien, la operación fue un éxito. Estuvo varios días con los ojos vendados, ingresada en el hospital. 

Llegó el gran día, iban a retirarle la venda. 

En la habitación junto al cirujano y la enfermera, están su esposo e hija, nerviosos y emocionados. Cuando Elvira abrió los ojos, lo primero que vio fue a su pequeña, inclinada en la cama, con los ojitos redondos de impaciencia, aquellos ojitos que acababa de conocer, después de nueve años junto a ella. La niña dijo: “Mamá, ¿me ves?, Elvira dijo, con lagrimas en los ojos: “Claro, cariño. Te veo, eres preciosa mi vida”. Marta le contestó: “No me conocías hasta ahora, es la primera vez que me ves”, su madre le dijo: “No cariño, yo siempre te vi”. La niña asombrada exclamó: “Tú no veías hasta hoy, eso es imposible”, su madre emocionada respondió: “Hija, sí es posible, yo siempre te vi desde mi corazón, que es la mayor ventana del mundo, vemos y sentimos por él, más que con el resto de los sentidos, el amor lo puede todo, es mágico.


Virtudes Gilgado León. 2º Bachillerato.

sábado, 17 de octubre de 2020

Ventanas llena de de lazos de rosa

 Ventanas llenas de de lazos de rosa

sin significado aparente, 

dicen tanto que duele.

Historias de mujeres que lucharon sin fin.

Porque ese lazo solo fuera eso, un lazo. 

Lucas Calzado

El viejo roble

 Sobre ese abrupto terreno que tanto había costado labrar estaba aquel roble de avanzada edad, que podíamos deducir por su cercanía al cielo, lleno de hojas que tanto le había costado que brotasen, ya lucían frondosas. Éstas, que pasado un tiempo, abandonaron su hogar y decidieron dejar al viejo roble expuesto al frío. No tardó mucho en llegar y, a la vez, el adiós del roble.

Cerca de él, en una madriguera de conejos, había, madre de 7 gazapos que durante la primavera abrieron por primera vez sus ojos. A la infancia llegaron y ganas de salir a jugar nacieron en ellos, la madre consciente de la presencia de un peligro cercano rotundamente se negaba. El 16 de marzo llegó y rebosantes de ganas los conejillos salieron, con la desdichada que mostraron la entrada de su madriguera al raposo que los rondaba, noches después, una visita del pelianaranjado llegó. La indefensa madre ante él se postró dejando a sus crías sin el cuidado prometido.

Hoy, leo esto teniendo frente a mí a mi "viejo roble" y no pienso ser el próximo en continuar con esta historia.


Daniel Larena

Tú no crees en fantasmas

 Tú no crees en fantasmas, pero por la noche, cuando ya no hay luz, no puedes evitar ese pánico sin sentido. No puedes dejar de ver formas en la noche, de escuchar susurros a tus espaldas. No eres capaz de impedir que un escalofrío te recorra la columna y, aunque sabes que es una corriente de viento, te asusta cuando tus pies se enfrían en verano. No creo, claro, pero los fantasmas dan miedo, aunque no existan.


Antonio Muñoz

lunes, 12 de octubre de 2020

Acaba como empieza.

 


Ana, quería mucho a su abuela, pasaba mucho tiempo con ella. "La vida empieza como acaba, o mejor dicho acaba como empieza", le decía la abuela a su nieta. Pero la pequeña no comprendía, como iba a ser el principio igual que el final. Su abuela ya era viejita y no sabía lo que decía, quizás le fallaba la memoria, o su cerebro estaba cansado de tanto pensar, durante toda una vida. No quería decirle esto, y solo le decía: “Abuela, estás confundida, eso no puede ser, si la vida empieza cuando nacemos y termina cuando morimos, no es lo mismo”. Su abuela le cogió la carita entre sus manos y le dijo: “Cariño, es como te digo, ¿sabes por qué?.........porque empieza y acaba sin pedirnos permiso”.


Virtudes Gilgado León 2º bachillerato

lunes, 5 de octubre de 2020

La caja (micropoema)



Palabras que se llevó el viento,
cajas que empecé a llenar
personas que quise meter en ellas.
Abro la caja que dejé en el fondo del armario.
Saqué todos los recuerdos
que creía haber matado,
volvieron a renacer con tanta fuerza
que consiguieron que aquella rosa se marchitara,
dejando un hueco para que alguien volviera a ocuparlo de nuevo.

Lucas Calzado

viernes, 2 de octubre de 2020

Heridas de sal (micropoema)

 

No hay sal tan exhaustiva,
para curar las heridas
que has creado en  mi alma.
Las heridas de mi cuerpo posiblemente cicatricen
con la sal que dejaste, en la puerta de tus ojos.

Lucas Calzado