Eran las 12 de la noche, hacía mucho frío y me encontraba en el último banco de la estación de tren.
Pasaban las horas y solo se escuchaba el sonido de mi respiración.
Me sentía perdida, buscaba mi oportunidad y no sabía donde encontrarla. Pasaban las horas y allí seguía, sola sin saber que hacer.
De repente se vio una luz a lo lejos y al levantar la mirada vi como se acercaba el tren y sin pensármelo dos veces me puse en pie en el andén.
Se abrió la puerta y me subí para abandonar aquella vida y valió la pena, porque ahí estaba MI OPORTUNIDAD.
Luisa González Pintado
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