Ella estaba tumbada bajo la gran sombra de aquel árbol en el cual tuvo pequeños pero significativos recuerdos de su infancia mientras el sol caía dejando tonos ámbar y feldespato. Ya era hora de volver a casa y tender las blancas sábanas que dejó en remojo mientras apreciaba aquel precioso momento de tranquilidad, paz y serenidad que cada día necesitaba debido al estrés que le causaba tener que trabajar todo el día en el campo.
Adelaida Blanco
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