Se había borrado la expresión del rostro, cómo saber si estaba triste, feliz o enfadado, o quizás sorprendido. Todo era muy extraño, personas anónimas, en un mundo desconocido hasta ahora, en un mundo que se comunicaba a través de la mirada, empezamos a leer los sentimientos a través de los ojos. Ese enemigo silencioso, el Covid, nos hizo seres sin identidad.
Virtudes Gilgado León. 2º bachillerato.
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