El sentimiento.
Era como si el tiempo no hubiera pasado. No, mejor dicho, como si se hubiera detenido y todo fuera igual. Era como haberse quedado dormido y, al despertar, todo siguiera donde acabó, un fin, pero con puntos suspensivos, para empezar de nuevo con más fuerza. El tiempo no había borrado el sentimiento, había seguido escondido, esperando que el destino empujara al reencuentro. Esperando para ganarle la batalla al orgullo.
Virtudes Gilgado León
2º Bachillerato.
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