lunes, 2 de noviembre de 2020

La vida. .


Despertaba por las noches, y la terrible realidad, le aprisionaba el pecho sin dejarle respirar, el llanto inundaba sus ojos y mejillas, la desesperación ahogaba su garganta. El dolor que sentía era inmenso, un sufrimiento irreparable por la pérdida de quien más quería, que escondía una pena, aún más grande, el remordimiento. Darse cuenta demasiado tarde, de que no se portó bien, con quién siempre se lo dio todo, a cambio de nada.

La vida le enseñó tarde, que hay que valorar en vida, para no llorar en la muerte


Virtudes Gilgado León. 2º Bachillerato.

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