Cerebro y amor

Es curioso como todo el mundo y la sociedad en sí relacionan el amor con el órgano del corazón, cuando este no tiene nada que ver.

El amor es recordar el color de ojos de la otra persona, su olor personal, sus gustos, la sensación de felicidad o la aceleración del corazón al hablar con esa ella.

Sea coincidencia o no, el cerebro realiza todas esas funciones, gracias a él, podemos recordar el color de sus ojos, mediante la memoria semántica; su olor personal, mediante la corteza piriforme, sus gustos, mediante el hipocampo; y esa sensación de felicidad y la aceleración del corazón es generada por la dopamina y la endorfina, que es segregada gracias a las órdenes del cerebro.

Gracias, cerebro, por dejarme experimentar una de las sensaciones más bonitas que puede llegar a vivir el ser humano.

Elena Cruz Nogales