-Papá quiero ser una mujer.- dijo Manuel.
-¿No te dará vergüenza? Vas a ser lo que yo te diga.- dijo el padre
golpeándole la cara.
-Papá, estamos en el siglo XXI, nada es como antes, me siento una mujer.-
volvió a replicar Manuel.
-¡Estás enfermo!- dijo el padre.
-No papá, no es ninguna enfermedad, es cómo me siento.
-Mientras que vivas en esta casa y yo te mantenga, serás lo que yo te diga,
descarado- el padre le empujó contra la pared.
-Me estás haciendo daño, papá.
El padre como un loco pegó un portazo y se fue.
Mientras Manuel, dejó una nota en el espejo con pintalabios rojo en la
que se podía leer: “Qué te vaya bien, papá”.
Clara Hernández
Me ha gustado mucho este microrrelato porque es verdad que estamos en el siglo XXI y debemos respetar a los demás ya sean gays, lesbianas, transexuales o bisexuales. El padre no tiene derecho a obligarle a su hijo lo que tiene que ser ya que es su decisión.Esto me recuerda a una persona que lo pasó mal en el colegio porque él se sentía como una mujer, pero no se rindió, siguió adelante y ahora es una mujer.
ResponderEliminarPor desgracia este microrrelato trata la realidad de hoy en día, aún hay personas que el querer a alguien del mismo sexo o no sentirse él/ella misma al ser mujer u hombre es un problema. Pero la verdad es que cada uno tenemos derecho a hacer con nosotros lo que queramos, tenemos derecho a ser diferentes, a tener diferentes ideales y sobretodo a estar agusto uno mismo.
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