La
vida para él, era como un parque de
atracciones, pero no porque fuera todo en su vida felicidad y alegrías, era por otro motivo. Desde niño, más que subirse
en las atracciones, le gustaba sentarse en un banco y contemplarlas. Desde
allí, podía pasar las horas viendo las diferentes personas que se subían en
cada una de ellas, y mientras las contemplaba, escucha sus conversaciones, como
si de una película de cine se tratara, donde muchas veces alcanzaba a saber la
vida de tantas diversas personas, con
una familia distinta, y con sus
problemas y alegrías. Además, imaginaba que cada atracción era una situación de
nuestras vidas. Por ejemplo, la noria la asemejaba con las vueltas que da la vida, y la montaña rusa, con los altibajos
que sufrimos, y ese pulpo loco, que era
como cuando hacemos las cosas sin pensar, salga lo que salga, o como el tren de
la bruja, que resumía todos nuestros miedos a lo que desconocemos, sin saber por qué, pero como
todos tienen esos miedos, nosotros también.
Luego al salir del parque, su
corazón salía más fuerte, por haber
comparado su vida con las de los demás, aprendiendo que en muchas cosas era
afortunado, y solo de esa forma era consciente de ello. Porque, si estás atento
a la vida, a lo que te rodea, cualquier
lugar o persona, puede ser tu fuente de conocimiento.
Virtudes Gilgado León
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