viernes, 11 de junio de 2021

Puntadas sin control


Desde que limitaron la velocidad en las carreteras, su madre pensaba que esto conseguiría que su hijo no acelerara tanto su coche, porque cuando abrazaba su volante era como conducir un scalextric de competición. Pero Jorge no bajó su velocidad, decía que mientras no le llegara ninguna multa, y perdiera puntos, no pasaba nada, no había peligro alguno, el controlaba a la perfección su coche, eran muchos años de carnet, qué le iba a pasar, mamá siempre pensaba en lo peor. Jorge cada día tenía que dirigirse al trabajo, que estaba a una hora y como casi siempre se levantaba con el tiempo justo, de ahí venía el problema, no podía llegar tarde a la fábrica, y pisaba el acelerador como si de una antigua máquina de coser se tratara, para ir confeccionando a toda prisa zigzags y cenefas de todas formas, con un hilo invisible, porque el viajar por aquella peligrosa carretera plagada de curvas, era como confeccionar un gigantesco mantel con multitud de formas y colores. Aquella mañana de niebla, la máquina de coser de Jorge, apenas podía dar puntadas, iba a tientas, apenas se veía su enorme mantel, pero Jorge decidió seguir pisando el pedal de su querida máquina, para tejer la última cenefa de su vida fuera del mantel, rompiéndose el hilo al igual que su hermosa vida.

Virtudes Gilgado León

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